Brotan las flores, están frescas, medran,
abren su corola.
De tu interior salen las flores del canto:
tú, oh poeta, las derramas sobre los demás.
Brotan las flores, están frescas, medran,
abren su corola.
De tu interior salen las flores del canto:
tú, oh poeta, las derramas sobre los demás.
Llovieron las esmeraldas;
ya nacieron las flores:
es tu canto.
Cuando tú lo elevas en México
el sol está alumbrando.
¿Qué es lo que dice el ave roja de los dioses?
Es cual un repicar de sonidos;
anda chupando miel.
Abre tus puertas y mira a lo lejos.
En tu florido jardín recoge los perfumados recuerdos de las flores, hoy marchitas, de hace cien años.
¡Llegaron las flores!
¡A revestirse de ellas, oh príncipes,
a adquirir su riqueza!
Pobres hombres de ambición infinita,
no han logrado cosechar las flores,
en su búsqueda han quedado ciegos,
sólo pueden defender riquezas,
han quedado amarrados al estiércol,
ya ni saben cuánto van teniendo.
Si camino paso a paso hasta el recuerdo más hondo, caigo en la húmeda barranca de Toistona, bordeada de helechos y de musgo entrañable. Allí...